¡Estamos de vuelta! Después de una Luna de Miel maravillosa, hace varios días que estamos tratando de acostumbrarnos -sin demasiado éxito, por ahora- a la vida cotidiana.
En nuestro recorrido por Europa probamos vinos españoles, franceses, italianos... y hasta eslovacos! Eso sin contar las deliciosas cervezas alemanas y belgas, por nombrar sólo algunas bebidas. En esa travesía de hotel en hotel, de ciudad en ciudad, de país en país, no sólo tomamos bebidas... también tomamos notas que pronto iremos subiendo a este blog, nuestro pedacito de memoria virtual que atesorará por siempre todos esos momentos di-vinos. Con paciencia, los iremos reconstruyendo para compartirlos aquí.
Sin embargo, hoy es un día muy especial y nos pareció importante compartir un post. ¡Hoy es el Día Mundial del Malbec! Dicen que los malbecs argentinos son famosos porque en nuestros terroirs esta cepa se desarrolla mejor que en ningún otro lado del mundo. Así que ¡brindemos por ello! ¡Y por todas las bodegas mendocinas, salteñas y patagónicas que nos deleitan con sus malbecs!
Pero no todo en la vida puede ser un brindis... también es necesario un poco de cultura, che! Así que compartimos una breve nota de Baco Club que nos cuenta por qué el 17 de abril es el Día Mundial del Malbec.
El malbec fue traído de Francia a Argentina por en 1853 por Michel Aimé Pouget (1821-1875), un ingeniero agrónomo que fue contratado por el presidente Domingo Faustino Sarmiento para ejecutar la Quinta Agronómica de Mendoza.
Siguiendo el modelo de Francia, esta iniciativa proponía incorporar nuevas variedades de cepas como medio para mejorar la industria vitivinícola nacional. El 17 de abril de 1853, con el apoyo del gobernador de Mendoza, Pedro Pascual Segura, se presentó el proyecto ante la Legislatura Provincial con vistas a fundar una Quinta Normal y una Escuela de Agricultura.
A fines del siglo XIX y de la mano de los inmigrantes italianos y franceses, la vitivinicultura creció exponencialmente y, con ésta, el malbec que se adaptó rápidamente a los diversos terruños que proponía nuestra geografía donde se desarrolló, incluso, mejor que en su región de origen. De esta forma, con el tiempo y con mucho trabajo, se perfiló como la uva insignia de la Argentina.
La gestión de Pouget y Sarmiento en la Quinta Normal de Mendoza fue una parte decisiva de este proceso. El 17 de abril es, para Wines of Argentina, no sólo el símbolo de la transformación de la vitivinicultura en Argentina sino el punto de partida para el desarrollo de esta cepa, emblema del país a nivel mundial.
¡FELIZ DÍA, MALBEC! ¡Gracias por darle tu particular color y sabor a nuestras vidas!
¡Salud! Sr. y Sra. Corchito
El 21 salimos de Hannover, disfrutamos del encanto de Goslar y tarde llegamos a Berlín. El horario y el cansancio no daban para salir a conocer la ciudad, que además es muy grande y llegar a Alexanderplatz o al Zoo desde el hotel requerían la combinación de un par de tranvías.
La foto se ve borrosa, no por nuestro estado, sino porque la luz del bar del hotel era bastante tenue. En la foto del vaso creemos que se aprecia mucho mejor.
Los ingleses tienen buenas cervezas... pero los belgas se pasan. El 18 de marzo luego de pasar por Damme llegamos a la ansiada Brujas. Y la cena de la noche la acompañamos con dos delicias indescriptibles: una Kriek y una Kwak. Vamos por partes:
La Kriek es una cerveza belga que se obtiene por la fermentación de cerezas agrias. Para quienes los que no son fanáticos de esta bebida es genial que es una cerveza que no parece una cerveza. Tiene un sabor frutado, natural, que la distingue de otras cervezas con jugo de frutas que probamos a lo largo del viaje. Sin embargo, a pesar de eso no es dulce, deja un final amargo en la boca. Es una cerveza suave y deliciosa, la botellita en la que viene resulta demasiado poca!
La Kwak es, también, toda una experiencia. Genera mucha espuma y tiene un color ámbar. Es agradable porque tiene un final dulzón que la hace muy bebible. Lo más simpático de esta cerveza es que se sirve en un vaso enorme que parece una probeta (el de la foto es una pinta, vienen los de media pinta que son un poco más chicos). Trae un soporte de madera para que la mano humana no traspase su calor al vidrio y de esa manera caliente el interior. Es muy divertido tratar de "encontrarle la vuelta" y tomar con una sola mano (ya que la "probeta" no está pegada a la base de madera). El Sr. Corchito, con un poco de práctica, lo consiguió enseguida.
En Londres cambiamos el vino por la cerveza. No vamos a opinar demasiado al respecto ya que, si hemos dicho mil veces que no somos expertos en vinos, imaginen las barbaridades que podemos decir acerca de la cerveza. Sin embargo, como creemos que formaron parte de los momentos di-vinos del viaje, queremos dejar su recuerdo en estas páginas.
Para despedirnos de París cenamos en el restaurant del Novotel Dèfense y probamos este Perle de Roseline. Lo acompañamos con unas pastas y un pollo con vegetales glaceados.
Ahora sí volvemos literalmente a París, a la noche del 11 de marzo de 2013 en el Hotel Park Lane. Había sido un día extremadamente frío en el que desde muy temprano estuvimos en La Bastille, Galeries Lafayette (buscando un poco de calefacción), La Sorbonne y el Pantheon, entre otros sitios. El desgaste energético y el frío de la noche eran tales que lo mejor era armar una cena en el hotel.
La falta de tiempo está haciendo estragos en el registro de nuestra memoria vitivinícola. Pero no vamos a renunciar ya que no tener noticias en el blog no implica que no hayamos andando degustando exquisiteces. Así que acá estamos para ponernos al día. 
Hoy es el Día Internacional del Cabernet que se conmemora cada jueves anterior al 1er. lunes de septiembre... Quién sabe por qué esa curiosa elección, pero por cuarto año consecutivo los amantes de esta cepa en todas sus variedades (Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Cabernet Blends) tenemos nuestro día especial para celebrar.
No hace muchos días atrás, encontramos navegando en la web este graffiti que nos pareció muy simpático y por demás acertado.
En nuestro segundo día en París, vagamos sin rumbo por las callecitas de Montmartre. Era un día hermoso pero bastante frío. Así que, en medio del paseo, encontramos un bar á vins que nos invitó a sentarnos a degustar unas copas. A pesar del frío, nos sentamos en la vereda para apreciar la belleza de la Rue Lepic ya que con una copa en mano siempre el frío castiga menos.
Llegamos a París ansiosos por probar los famosos vinos franceses. La guía de Julián De Dios recomendaba visitar Les caves Augé (116, Boulevard Haussmann), una vinería muy famosa que por suerte estaba a menos de 3 cuadras de nuestro hotel. Así que, sin dudarlo, incluimos esa visita en nuestro plan del primer día.
Antes de irnos del Museo del Jamón, ya que era nuestra primera noche y estábamos de celebración, teníamos que probar un cava. Así que pedimos una pequeña botella del 1551 Codorniú.
Ahora sí, lo prometido es deuda! Vamos a empezar a hacer memoria y apelar a nuestras notas para tratar de registrar aquí algunos de los momentos di-vinos que compartimos en el viejo continente.
Para despedirnos, hoy, más que nunca... ¡Salud y Felicidad! Sr. y Sra. Corchito
